perdona mi insistencia, pero no puedo estar así, me parece injusto e inecesario. Sólo quiero saber de ti, de la mujer que me enamore.
Soy conciente de tu vida y todo eso, pero de alguna manera no puedo mandar en mis sentimientos. He dedicado gran parte de mi vida a hacer cosas para ti, en la distancia o como sea.
Sin la intención de cambiar eso, más bien con la intención de guardarlo, porque es lo más grande que he sentido. Y sé que jamás lo sentiré de esa manera otra vez.
Quizá esa sea la razón por la cual guardo la ligera esperanza de regalarte mis días, y todo lo que tengo o puedo hacer. Me perturba todo lo que te ha sucedido, porque se que tu vida ha sido compleja. Y he añorado por años cuidarte, y hacerte feliz.
Me he aferrado insistentemente a tu recuerdo, y a lo que siento. Porque cabe decir que lo siento con la misma intensidad, es sólo que el orgullo y las circunstancias me ponen el freno. No quiero entorpecer tu vida, al contrario, quiero ser tu brazo fuerte.
Que nada te vuelva a lastimar, pero aveces ya no sé como hacer. Sólo se me ocurrió esto, que es la mejor manera en que se expresarme: escribiendote. A ti, siempre a ti, la única mujer que vive en mis letras. Aquí abandonó el ego, y toda esa hecatombe de grandeza que me ha generado mi estilo de vida. ¿Sabes?, hace tiempo pensé erróneamente que había olvidado ese sentimiento tan puro. Pero me di cuenta día a día, error tras error, que nadie puede hacerme sentir así.
Y me cuesta trabajo decirte que te extraño, pero si lo hago, no hay un sólo jodido día en que no te piense. Necesito verte, no sabes lo bien que me haría escucharte, ver tus ojos, tu sonrisa, y decirte todo esto. Por la necesidad de respetar tu espacio vital, que también es el mío. Pero no me resigno a estar con alguien más que no seas tú. Y de nuevo, perdón si estoy siendo imprudente. Pero ya no quiero reprimir lo que siento. Cada latido, cada respiro, cada logro, cada letra es por ti, para ti, porque te amo.
Como el primer día, con la misma honestidad, con la misma emoción, con la misma fuerza, con el mismo deseo, con la misma fe de llenarte los días de sonrisas. No te alejes, bueno no tanto como sabes. Necesito a la mujer que me inspira y que saca lo mejor de mi. Así es, te necesito, cerca, para protegerte de todo lo que pueda hacerte algo, y con todo lo que tu vida conlleva, porque toda me gusta.
En fin, sólo quería decírtelo. Me sale del alma, de lo profundo del alma, y te aseguro que es algo más fuerte que yo. Es simplemente lo mas maravilloso que Dios me hizo conocer: el amor incondicional, al límite de la locura, esa locura que me hace amarte más que a mi propia vida. te amo angelica.
Los dos nos marchamos, cada uno tomó su rumbo para ser felices a su manera. No es que hayamos dejado de amarnos, pero si dejamos de amar el echo de estar juntos. Nos vimos obligados a pronunciar el adiós, porque las circunstancias aveces obligan, y así nos pasó.
Creo que en ocasiones el amor no es suficiente para ser felices, y nosotros ya no lo éramos. Nos tomábamos de la mano sólo por el miedo de lo que significaba soltarnos y dejar que cada uno de nosotros caminara en rumbos opuestos.
Eso sólo terminó por hacernos daño, más del que nos hubiésemos permitidos si no hubiésemos estado enamorados. Al principio tuvimos la esperanza de volver a estar juntos, pero una vez rota la conexión, no hubo manera de volverá a unir.
Tú seguiste tu vida, quizá más pronto de lo que yo pensé, y no te juzgo, todos tenemos derecho a continuar, y para ser feliz todo es válido, incluso olvidar en dos o tres días todo lo habíamos vivido. Fue un golpe duro, me dejó tambaleando, con la mirada nublada. Y la ira me hizo responder de la misma manera.
Así fue como los dos corrompimos ese amor que hubo algún día, y que aunque suene estúpido, sé que aún hay. Nos veíamos casualmente, con la sonrisa honesta, pero quebrada. Sólo pasábamos por un lado el uno del otro con la boca llena de palabras, pero con el corazón lleno de orgullo, y con el miedo natural de reconocer que nos habíamos fallado.
También nos enviamos mensajes, triviales, vacíos, sólo para no abandonarnos de un día para otro. Hasta que no pudimos más y dejamos de hacerlo. Escuchabas rumores sobre mi, y yo los escuchaba sobre ti, y los dos simulábamos que no tenían importancia, aunque muy en el fondo nos partían el alma.
Y la distancia se hizo irremediable, porque ya no nos veíamos, ni nos enviábamos mensajes. Dejamos que la vida siguiera sus planes y nos uniera por si sola en el caso de que así lo quisiera. Fuimos olvidando todas las noches juntos, todos los días que éramos uno mismo, todas las mañanas en que al despertar nos enviábamos un mensaje de buenos días y para recordar cuanto es que nos amábamos a pesar de que ya no éramos felices juntos.
Olvidamos todas las risas imparables, todas las veces que lloramos juntos porque veíamos como destruíamos nuestra relación con actitudes abruptas.
De la noche a la mañana olvidamos todo, pero no hemos olvidado que nos fundimos en amor, porque todas las caricias, todos los besos, todas las miradas quedaron grabadas con tinta indeleble en nuestros corazones, y eso, eso no se olvida en otros brazos, en un par de días, en muchos años. Serás y seré tu gran amor, ese amor por el que no luchamos, porque el miedo, aunado al orgullo, nos hizo tomar malas decisiones, y más que eso, nos hizo abandonarnos uno al otro, para nunca más volver
Te amo mas que a mi propia vida y espero algun dia poderte ver y platicar
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