EL AMOR ES COMO EL OLOR DEL INCIENSO,

EL AMOR ES COMO EL OLOR DEL INCIENSO,
QUE AL OLERLO SE SIENTE ALGO INMENSO,
QUE HACE QUE TU VIDA SEA PURA Y BELLA
COMO SI PALPITRA TU DIVINA ESTRELLA.



EL AMOR LO CURA TODO
PERO HAY ALGUNOS QUE LO ENSUCIAN CON LODO.
EL AMOR ES HALAGO ES DULCURA Y ES DELICIA,
PERO DESPUES SE CONVIERTE EN UNA ILUCION FRIA E INDECISA.

PUES UNA TRAICION ES EL ACTO MAS COBARDE
QUE ACABA CON LA ILUCION Y TODO PARECE UN FRAUDE.


LAS CULPABLES NO SON LAS PALABRAS SALIDAS DE UN POBRES MENTIRAS DE UN HOMBRE QUE SE HUNDIA EN SU MUNDO DE ESTUPIDAS HIPOCRECIAS AUNQUE ESTA ES UNA PÓESIA FRIA, SOMBRIA Y ALGO VACIA PUES NO TIENE DEVOCION MI ESTUPIDO CORAZON.


COMO LAS PALABRAS TE QUIERO TE AMO SON UNA BLASFEMIA PUES SON LAS MUJERES INOCENTES PUERAS Y BELLAS LAS QUE SE CREEN TODO DE UN HOMBRE MENTIROSO.  


Me preocupa

Me preocupa que a mi edad nada me apasione. Es como ese cliché de no saber qué se quiere en la vida, pero elevado a la chingomil potencia. Será que “pasión” me parece una palabra muy grande. O tal vez a la palabra yo le quedo muy corto, snif.

Puedo mencionar cosas que disfruto mucho hacer –dibujar, escribir, cocinar, tomar fotos, leer, viajar, comer, amar-, pero acepto con algo de vergüenza que no puedo afirmar que me apasionen. Si algo me apasionara, no fuera tan tibio con mi actitud. Haría las cosas a pesar de las carencias, adversidades, recompensas o circunstancias, y no pararía de hacerlas.

A veces dibujo y a veces no. A veces escribo y a veces no. A veces quiero hacer cosas nuevas o materializar planes, pero de un día para otro se me quitan las ganas. En situaciones como éstas lo más fácil sería echarle la culpa a “las musas”, por no traerme inspiración; pero creo que lo más honroso es asumir mi incapacidad para apasionarme por algo. Podría también decir que de todo lo que me rodea no existe algo tan extraordinario como para que la semilla de la pasión germine en mí, pero sonaría estúpidamente arrogante. O como si estuviera muerto por dentro. 

Quiero pensar que la pasión es algo intermitente, como la felicidad y otros sentimientos. Pero no apasionarme ni con las cosas que me gustan me empina los ánimos. Me siento derrumbado por mí mismo. Es como darme un golpe a traición por la espalda; como si no me conociera y tuviera que sumergirme otra vez en lo más profundo de mis aguas para ver qué pedo conmigo. Es buscar otra vez el camino y hacerme las mismas preguntas que creí haberme respondido; encontrar las mismas respuestas o encontrar una nueva, contundente,  y no aceptarla: no aceptar el simple hecho de que nada de lo que hago me apasiona. 

Pudiera ser que creo conocerme y no me conozco del todo. Que todavía hay algunas capas gruesas en mi interior que no he logrado penetrar. O pudiera ser que me conozco y no me gusta lo que soy;  o que me conozco tan bien que sé cómo funciona todo, pues, al conocerme, sé de dónde vengo, de qué soy parte y hacia dónde voy, y por eso nada importa y todo pierde sentido y sin sentido no puede haber pasión. Conocer los rincones de uno mismo es saber que todo volverá al origen, el eterno retorno; el uróboros: la serpiente que se come su propia cola representando el esfuerzo inútil que marca el comienzo de otro ciclo a pesar de todo lo que hagamos por impedirlo o cambiarlo. La futilidad devora a la pasión, pero a mí me gustaría que la despertara.



Pero bueno… Espero que algo de todo lo que hago les sirva, a pesar de la ausencia de pasión con la que a veces hago las cosas que me gustan. Espero que encuentren entre líneas esa pasión que yo no veo en mí y que pudiera estar debajo de todas esas capas internas que me falta penetrar. Espero que escritos como éste inspiren al menos a alguien a no sentirse o ser como yo, que por el momento se declara incompetente para sentir pasión por algo. Espero encontrarla, obviamente; pero si ella me encuentra primero, qué mejor. Convertirme en la pasión ajena que despierte la propia y así dejar de pensar que es un sentimiento intermitente. 

A veces sueño con desconocidos.

A veces sueño con desconocidos.

Sé que algunos de ellos pudieran ser individuos que vi en algún lugar durante el día y no les puse mucha atención, y  que su imagen se me queda grabada en el subconsciente y brota mientras duermo

Pero también pudiera ser otra cosa: que sea en mis sueños donde veo por primera vez a esas personas.

Es fácil soñar más de una vez con alguien a quien conoces en vivo, pero volver a soñar con alguien que conociste en tus sueños es casi imposible. Por tal motivo ni siquiera nos tomamos la molestia de imaginar que pudiéramos coincidir en la vida real con alguien que sólo existe en sueños.

Yo quiero pensar distinto. Quiero pensar que cada que sueño con alguien que no conozco, existe. Que no es un invento mío. Que existe en algún lugar o tiempo remoto, pero existe.

Hace algunos meses soñé con una mujer de ojos grandes y cabellos negros. No volví a soñar con ella hasta hace poco. La reconocí en mi sueño, pero estoy seguro que nunca la he visto en la vida real. Apareció de repente en la copa de un árbol mientras me soñaba corriendo sobre las ramas entrelazadas de un bosque.  

Si ella existe quiero pensar que le ha pasado lo mismo: que de pronto tuvo un sueño donde apareció un extraño en el lugar más extraño y que, después de algún tiempo, volvió a soñar con él. Quiero pensar que mi sueño no fue mío, sino el sueño de ella, y viceversa.

Imagino que al despertar, después de soñarla, ella empieza a soñar donde yo me quedé. Imagino que se imagina que hubo alguien soñando lo mismo que ella y que ese extraño no existe nada más en su cabeza. Quiero imaginar que en el fondo siente que, así como coinciden en sueños, podrían coincidir fuera de ellos.

Últimamente

Últimamente me he soñado frente a una puerta de salida. Detrás de la puerta se escucha un murmullo. A veces es como un zumbido; como un televisor sin señal a todo volumen. Otras veces se escucha como si un grupo de personas discutiera en una fiesta.
La curiosidad me gana y me acerco despacio. Cuando estoy a pocos pasos para extender la mano, alcanzar la perilla y girarla, algo -o alguien- golpea la puerta por el otro lado. El golpe hace retumbar las paredes del pasillo, mi cabeza y la tubería que sale del techo se parte a la mitad. Entonces, despierto.

Nunca me ha interesado encontrarle un significado a mis sueños. Ni siquiera cuando alguno de ellos ha sido premonitorio, o algo parecido a eso. Siempre he creído que los sueños son el intermedio de la vida. O que la vida es el intermedio de los sueños. Ya ni sé. Lo que sí me gustaría es tener sueños más reales y una realidad que me dé menos sueño. 

Hablar de sueños a veces me entristece, por aquello de tener sueños que no se hacen realidad y realidades que nunca surgieron de sueños. Me entristece saber que muchos sueños se quedan en sueños y que la realidad se puede convertir muy fácil en pesadilla. 

Hoy que desperté recordé haber soñado otra vez con la puerta de salida que siempre alguien golpean por el otro lado. Me quité las sábanas de encima, me puse de pie y escuché al viento soplar con fuerza afuera de la ventana. Una ráfaga debió haberse colado por alguna abertura, pues la puerta del cuarto retumbó cuando mi mano estaba a unos centímetros de la perilla.

No sé si desperté o aún estoy soñando. Por mí está bien esa confusión, siempre y cuando ni el sueño ni la realidad se conviertan en pesadilla.

Hace muchos año

Hace muchos años lei -y he comprobado una y otra vez, sin fallo- que hay dos cosas que el hombre puede mirar por horas, absorto, hipnotizado; estas dos cosas son el fuego y el mar.

Y esto es debido a una especie de memoria genetica (no teniendo nada que ver con el concepto de "inconsciente colectivo" de Jung, que me produce urticaria) que nos hace retroceder hasta los albores de la vida misma.

Primero el mar, por que nosotros -la vida en su totalidad- provenimos del mar, de La Gran Sopa Quimica primigenia, en donde eones atras, las ciegas fuerzas de la naturaleza dieron como resultado algo que hasta la fecha sigue siendo tema de debate, ¿es la vida una rara excepcion o una consecuencia logica e inevitable?

Dejando tal ladrillo argumental a un lado, volvamos a la contemplacion absorta de la que hablaba en un principio. Mirar el vaiven del mar es perderse en recuerdos ancestrales, en imagenes, en sueños, incluso en miedos cervales, por algo H.P. Lovecraft tenia una fijacion enfermiza con el mar, como algo siniestro, maligno. Pero sin ir tan lejos, todos tenemos un temor respetuoso por el oceano, es algo instintivo, una relacion amor-odio, tal vez por que en el fondo deseamos y añoramos regresar a esa gran placenta que un dia -o millones de años- nos dio tibio cobijo, que nos alimento y un dia nos expulso -o nos fuimos caminando- de ella. Volver no a la Madre Tierra -como se dice comunmente- sino a la Madre Agua. Algo hay de inquietante en todas esas imagenes sobre terminar con nuestra vida adentrandonos en el mar; agua somos y en agua nos convertiremos.

Y el fuego, mirar por horas el crepitar de una fogata es recordar el amanecer de la humanidad, el inicio de la civilizacion, el comienzo del intelecto como el arma mas prodigiosa jamas desarrollada. Y es que al dominar el fuego, ya protegidos por fin de nuestros depredadores, hace millones de años, frente a una fogata, comenzo el hombre a pensar, a soñar, a crear. Ahi comenzo el camino que nos ha llevado -para bien o para mal- a donde estamos.

La proxima vez que miren la inmensidad melancolica y majestuosa del mar o el calido y tranqulilizante crepitar del fuego, preguntense donde estan y donde estaban milenios atras, es una leccion de humildad que todos deberiamos aprender. 

Ella tambien ha cambiado

Mucha gente aun no cree que despues de todo aquello, de tantos años, de tanto amor, ahora no quede nada, pero es verdad. Yo fui el mas sorprendido cuando me di cuenta, pero no puedo hacer nada, Paty tambien lo siente asi, y no deja de ser triste, triste por que nos queda una especie de culpa, de decepcion, una sensacion de perdida, pero sabemos que hicimos lo que pudimos (o no hicimos, pero que en ese momento parecia lo mas correcto). 

Alguien dijo alguna vez que jamas me ha vuelto a ver tan feliz como en aquella epoca, y es verdad, jamas lo he vuelto a ser y sinceramente no espero volver a serlo. Pero no me importa, como mencione alla atras, ya vivi lo que mucha gente jamas lograra, yo estuve ahi, nadie me lo podra quitar y eso me deja tranquilo. No necesito mas. 

Hace poco alguien mas dijo que soy increiblemente egoista, y es verdad. Pero yo le di catorce años de mi vida a alguien mas, todo mi ser deseaba hacer feliz a otra persona, y al hacerlo fui feliz. Creo que ahora puedo darme el lujo de ser todo lo egoista que quiera, ya cumpli con mi cuota karmica de empatia y lo demas no me importa.

Soy realista, no espero volver a encontrar el verdadero amor, alguna vez lo encontre, lo vivi, lo disfrute y eso es todo. El que haya terminado no le resta ni un gramo de su valor ni significa que en su momento no fuera la cosa mas cierta y sincera del universo. 

Se que es dificil de entender, pero yo si lo hago y es mas que suficiente. Se que seguramente habra mas amor por ahi, pero jamas a ese nivel, y estoy tan seguro de ello porque ese amor me cambio, y en el camino, perdi y gane muchas cosas que me impediran volver a ser lo que alguna vez fui.

Es por eso que le agradezco a Paty todo lo que vivimos, he dicho muchas veces que gracias a ella soy lo que soy, en todos los aspectos, y esto no es un reproche, al contrario; me gusta lo que soy, y todo se lo debo a ella..

Ella tambien ha cambiado, ya no es aquella Paty a la que yo amaba, ahora no es ni mejor ni peor persona que antes, es solo diferente, y eso es bueno, ella sabe a que me refiero. Los dos cambiamos, ahora somos amigos, o tan amigos como nos deja ser nuestro pasado. 


del cristal

A través del cristal de la ventana, el cielo era jalonado por púrpuras jirones nubaceos. A lo lejos, las montañas rompían violentamente el horizonte, dando dentelladas rojizas a un sol moribundo. Frías corrientes de aire se arremolinaban sobre los lejanos picos rocosos, dotando a la escena de una violencia silenciosa. David miraba con ojos entrecerrados el deprimente espectáculo.
— ¿A que te refieres? —Pregunto sin voltear.
—A lo que dije, no puedo hacerlo.
Florencia miraba a David, cuya silueta se recortaba contra la ventana, como una ilusión bidimensional, una oscuridad dotada de bordes luminosos. Sentada en un pequeño sillón, esperaba que sus palabras sonaran justo como quería que lo hicieran.
—He pensado fríamente las cosas y he decidido no hacerlo. Porque no es correcto, no debo. Tengo que ponerme en paz y poner en orden mis ideas. Pensar que las acciones que yo haga, pueden afectar a terceros.
David seguía mirando hacia el exterior. El sabia que este momento llegaría, su única duda era cuando seria. Su silencio le indico a Florencia que debía continuar.
—Probablemente me comprendas. —Dijo Florencia sin convicción. —Tal vez no que es lo más seguro pero eso ya está decidido. Te mentiría si te dijera que no estaba entusiasmada, pero abrí los ojos y no puedo estar por la vida comportándome a través de impulsos y mostrando mi grado más inmaduro, menos ahora. Tú me pides sinceridad y ahora mi más sincero deseo es enfocarme en mi futuro. Ya no puedo ir por la vida lastimando tanto a las personas que me han tratado bien y me quieren...No sé que más decirte.
David se giro lentamente con una mueca en el rostro. Quería decirle que entendía por que había tomado esa decisión, que él mas que nadie deseaba que hiciera lo correcto, aun cuando esto separara sus caminos irremediablemente. Hubiera querido decirle que aun después de todo, ella no había comprendido. Que no había entendido lo que el le ofrecía, que todo era inútil.
—Comprendo. —Se limito a responder.
Florencia lo miro con una expresión extraña. Era verdad que no entendía muy bien que movía a David, que lo hacia ser lo que era, pero estaba segura de una cosa.
—No quiero perderte. —Dijo de pronto.
David levanto la vista y la miro por un momento.
— ¿Que quieres decir?
—Eso justamente. No quiero que salgas de mi vida.
—El problema no es que yo salga de tu vida, sino que entre. —Respondió David lentamente. —En realidad ¿Que tanto nos conocemos? ¿Sabemos realmente que deseamos? ¿Que nos mueve? Yo se lo que soy, así como supongo que tu sabes lo que eres. Pero me extraña que no quieras perderme cuando ni siquiera sabes quien soy en realidad.
—Eso no significa que no quiera perderte. —Repitió Florencia.
David respiro profundamente. No sabía como explicar con palabras lo que en verdad sentía sin sonar condescendiente. Quería decirle a Florencia que no se preocupara, que realmente no se perderían jamás, por que jamás se habian tenido. Porque no se dieron el tiempo necesario para causarse esas fracturas emocionales que al pasar los años, una fría noche de recuerdos, nos duelen y nos hacen recordar a los que vengaron viejas heridas de amor en nosotros. Quería decirle que no se preocupara, que dentro de un par de años ella olvidaría esas pláticas, esa sensación. Que al final, olvidaría que algún día pensó en el. Quería decirle que dentro de otro par de años, el la olvidaría también, olvidando incluso que el pensó en ella días enteros.
Por eso David, después de respirar lentamente, dijo:
—No me perderás.
Florencia sonrió y se levanto. David se había vuelto de nuevo hacia la ventana, mirando la oscuridad violeta que lentamente teñía el cielo.
—Tal vez en otras circunstancias de mi vida, hubiera sido diferente. —Dijo Florencia a sus espaldas.
—Si, lo se. —Dijo David en un susurro.
Se giro de nuevo y vio a Florencia, detenida a la mitad de la estancia. La moribunda luminosidad que entraba resbalando por la ventana provocaba que sus facciones se difuminaran en una sombra violeta y profunda. Sus ojos eran dos puntos de luz que ahogaban la mirada de David. Su boca era invisible y David la imaginaba como la había imaginado tiempo atrás. Sabia que esa imagen de Florencia seria la ultima que olvidaría en su vida. O la primera.
Dio un paso hacia ella y luego, vacilante, otro. Ahora su propia sombra cubría por completo a Florencia. La luz se extinguía en un último relampagueo rojizo. Se detuvo a un paso de ella, su aroma lo envolvía, y con tristeza pensó que también eso lo olvidaría, porque nunca pudo impregnarse de ella, nunca tuvo oportunidad de arrancarle los poros y hacer con ellos una segunda piel para el.
—Tengo que irme. — Dijo por fin David.
Sin esperar a que ella respondiera, dio la vuelta y salio de la habitación.
Mientras caminaba por el pasillo, creyó escuchar pasos a sus espaldas. Cuando miro hacia atrás, vio que el corredor estaba vacío. Sonrió para si y salio a la calle.
Y ahí estaba ella, esperándolo de nuevo.
El la miro. Mientras encendía un cigarrillo, entorno la mirada y dijo hacia la nada:
— ¿Sabes? Me estoy cansando de esto.
Nadie le respondió.
La noche lo engullo una vez mas, como tantas otras veces.

El sueño...

Ayer tuve un sueño que me dejo claro que mis traumas y temores son constantes y perfectamente definidos.

El sueño no viene al caso, solo yo lo entiendo, lo importante es la sensacion que deja tras de si.

No es el hecho de perder algo, ni siquiera de la ofendida indignacion de aquel que siente invadido su jardin personal (gracias F. Pohl), mas bien es la decepcion de saber que la otra persona no desee solo lo que obtiene.

Por que en el sueño, mientras entreveia su cuerpo a traves de las capas de tela, no sentia nada, fue solo al ver su rostro, la satisfaccion que habia en el, que comprendi que ahi residian mis pedos, mis temores, mis anhelos.

No la conocia, no se quien era, pero no importa, su rostro representa todos los rostros, su cuerpo eran todos los cuerpos, los cuerpos de todas las mujeres; mis mujeres.

Por que aunque el filosofo negro ya lo expreso perfectamente, que ninguna mujer tiene dueño, pero uno le pertenece a otra persona en la justa medida en la que lo decida, tengo que recalcarlo; no son mias, pero lo fueron, lo fuimos.

Desperte con esa sensacion, esa sensacion que he sentido pocas veces, de perdida, de vacio, de dolor ante la indiferencia, de su indiferencia, de saberme innecesario, obsoleto, de darme la vuelta y caminar hacia ningun lugar, de saber que a mis espaldas solo queda la sombra de lo que nunca fue, y, lastimeramente, estar dispuesto a regresar corriendo ante la mas minima señal.

Pero ese pequeño dolor, esa punzada que recorre lentamente, pulsando, desde la boca del estomago hasta la cosa esa que tenemos -teniamos- detras del esternon, es la unica cosa que a veces hace que valga la pena estar en este circo que llamamos vida, sin el no seriamos mas que zombis, zombis felices sin duda, pero yo no preferiria esa opcion.

Asi que por favor, sal -salgan- de mis sueños, no las necesito ahi, ni siquiera se si las necesito aqui, no quiero enterarme -ni imaginarme, siendo este el caso- del momento en que decidiran dejar de pertenecerme, permitanme conservar la ilusion de que nunca dejaran de hacerlo, yo no lo mencionare jamas, sera nuestro secreto, sencillamente, dejemos que un pedazo de ustedes se quede aqui adentro, en mis tripas, no en mi cabeza, - y menos aun- en mis sueños. 


Así soy

-¿Que se supone que crees estar haciendo?
-Ya no me digas, ¿o de verdad quieres que te lo explique?
-No, gracias, aunque era una pregunta retorica, se muy bien (o creo) lo que estas haciendo, estas tratando de justificarte de nuevo.
-No, no es solo eso, claro que la justificacion es una de las razones mas grandes, pero en todo caso, siento que es mas una excusa...
-¿Y de cuando aca necesitas excusas?
-Desde el momento en que todo se me empezo a salir de las manos, no deberia extrañarte que yo, siendo quien digo ser, tuviera todo bajo control
-A mi no me salgas con esas mamadas, todo eso del "control" y demas pendejadas se las podran tragar otros, yo no. ¿Por que sencillamente no lo dices tal como es?
-Por que tal como es, es ininteligible, al menos eso creo, no puedo sencillamente sentarme y decir "es algo que tengo que hacer"
-¿Y por que no? ¿que acaso no es verdad? no se por que te encanta azotarte aduciendo esa tan cacareada malinterpretacion, cuando en realidad solo tienes que decir las cosas tal y como son.
-Me estoy ablandando, lo sabes.
-¿Y eso que? deberias por una vez de dejar de subestimar a las personas, no son tan idiotas como crees, incluso -en el fondo lo sabes- son mas inteligentes que tu, o por lo menos tienen mas huevos.
-Ja, ¿vas a hablarme de huevos tu? tu que no haces mas que agarrarte de clavos ardientes para solapar tus pinches necesidades baratas?
-Momento, no estamos hablando de eso, no te salgas por la tangente, ¿que te impide decir "entiende, asi son las cosas"?
-No lo se muy bien, supongo que miedo, ¿que otra cosa va a ser? miedo a volver a lo mismo, a quedarme o ha hacer lo que no quiero solo por cubrirme las espaldas, si, se que tratar de explicar que hace años siento que eso es una de las pocas cosas que me faltan por hacer, que secretamente, muchas veces he deseado volver a empezar de cero, tan solo para buscar esa viviencia, ese sentir, esas decepciones, todos esos pinches cliches de mala pelicula, ridiculas burbujas rosas que me hagan sentir por un momento que no me perdi de gran cosa todos esos años, que es solo eso, y que una vez logrado, volver, ahora si, al camino que tome cuando tenia 12 años.
-¿Lo ves? no es tan dificil, suena ridiculo, pero no complicado.
-Claro, lo complicado viene despues, ¿que hago si no lo entienden? ese es el problema; no hacerlo -eso es tirarme de cabeza, y no importa- el pedo es si quedara algo despues ahi.
-¿Algo o alguien?
-Sabes a que me refiero, me gustaria tener esa seguridad, pero es imposible, de todos modos no haria nada para detenerlo
-¿No hagas nada que no quisieras que te hicieran a ti?
-No, esa pinche frasecita nunca me ha entrado, ¿sabes? no se por que, pero siempre me ha incomodado, no esta bien, en todo caso, segun yo, seria mas correcto decir "No hagas por mi lo que yo no haria por ti"...
-Ja! que chingon eres, de nuevo con tus salidas faciles, no comprometiendote a nada...
-¿Seria mas justo de otra manera?
-No estamos hablando de justicia, sino de lo cobarde que puedes ser cabron, ¿de que chingados te andas cuidando? ¿que de malo tiene que alguien haga algo por ti a sabiendas de que no va a recibir nada? ¿no es eso la verdadera entrega? no mames.
-Lo se carajo, pero aun asi no puedo dejar de sentirme culpable, no puedo sacarme esa pinche sensacion de "deuda", de retribucion, de puta lealtad chingao.
-Como si eso fuera a cambiar las cosas, no te hagas pendejo, a la primera oportunidad vas a empezar a vertir tu frustracion sobre la otra persona, reclamandole en silencio lo que nunca te pidio que hicieras, y eso cabron, es una porqueria.
-Que uno no pida las cosas no significa que pueda desentenderse de ellas, me caga sentirme asi, autopresionado.
-Eres un pinche paranoico, eso es lo que eres, un paranoico mamon y fantoche.
-Callate, no es paranoia, ¿no es obvio que ya no estara ahi al final?
-Puede ser, ¿pero eso te hara cambiar de parecer?
-No, y ese es el problema, si lo hago, es malo, pero si no lo hago, sera peor, y si lo hago, por lo menos me quedara alguna probablididad, o eso creo.
-Tu no crees eso, en verdad lo que quieres es justificar algo completamente comprensible -si, te otorgo ese beneficio putin- y hacer una pinche tormenta en un vaso de agua, esperando que te comprendan y te autorizen a ser tu mismo, a hacer lo que tienes que hacer de todos modos, tal vez no ahora, tal vez nunca, pero eres tan cobarde que quieres tener ese comodin reservado, como una salida facil, no eres mas que un pinche putete pusilanime...
-Ya cabron, no tengo por que estar aguantandote
-Claro que tienes, ademas, en el fondo sabes que tenemos razon.
-Chinga tu madre.
-Si.


A veces ni yo soporto hablar conmigo mismo.  

Jamás

Jamás me han incomodado los silencios largos, sin embargo, lo rompiste.

-Siempre tienes la mirada perdida… Quién sabe en dónde…. Y no es reproche, te lo juro; nada más quisiera que algún día me dijeras en qué estás pensando… que algún día pudieras llevarme ahí… donde estás tan a gusto sin nadie… sin mí.

Recuperé el sentido. Tus palabras me jalaron y metieron de golpe en la realidad de aquella noche serena. Te abracé.

Y sí, lo acepto: andaba vagando por ahí. Remando en un pantano de Oaxaca. Dormido en el vagón de un tren que cruza la sierra nevada de Chihuahua. Caminando descalzo por una playa limpia y llena de conchas. Arrastrando maletas en un hostal con pasillos a media luz en Brujas. En el elevador de la torre Eiffel. En un callejón empedrado con bicicletas por todos lados en Ámsterdam. Haciéndome entender con un nigeriano en un andén de trenes en Londres. Descifrando el mapa de un zoológico para encontrar la jaula de los leopardos de las nieves. En un avión de regreso con barba de 15 días y los bolsillos vacíos. Cenando en los tacos más ricos y más baratos del mundo. Perdido en el fondo de una cacerola con agua hirviendo y pasta. En un juego de Scrabble. En una mesa puesta para cenar, con galletas saladas, atún con chile, tomate y cebolla y vino espumoso de ése que a nadie le gusta.

-Por favor no vuelvas a decirme que estoy en un lugar tan a gusto sin ti –respondí.  

los hoteles.

Desde niño me han gustado los hoteles.

Tengo vívidos recuerdos de muchos de ellos. Imágenes indelebles de lugares remotos en tiempo y distancia.

Recuerdo aquel hotelito en Palenque, un edificio bajo y compacto, de dos plantas solamente. Todos los cuartos tenían una terraza que daba a un jardín trasero, que a su vez estaba cercado por una enorme barda de piedra negra, cubierta por una frondosa y asfixiante enredadera. Cientos de mariposas tapizaban el aire, yo corría tras ellas con una red improvisada. Cuando tenía llena la red, la abría y metía las manos mientras escapaban. Luego miraba fascinado mis dedos cubiertos de polvo brillante.

Luego esta aquel hotel de Acapulco, que contaba con una cocineta. Mis infantiles ojos consideraban maravilloso el tener una estufita en una habitación de hotel, así como un refrigerador. Mi hermana y yo despertábamos temprano sólo para poder desayunar huevos con jamón sentados en la mesita que daba al balcón, viendo el mar a lo lejos. En la alberca de ese hotel casi me ahogo. Nadaba frente al tobogán cuando un niño salió disparado de el, golpeándome con los pies en las costillas. Me sacó el aire y yo manoteé hasta que pude llegar a la orilla, nadie se dio cuenta y yo no dije nada, no sé porque, pero me avergonzaba el hecho de casi haberme ahogado.

Está también el hotelito de San Miguel de Allende, en el que, siendo ya no tan niño, aún podía sentir y creer en el amor como algo real y eterno. Las sillas de herrería, la alberca con agua helada y los farolitos de la terraza me vieron de una forma que ahora se me antoja irreal.

Aún ahora me sorprende descubrir la misma sensación de novedad, de inocente expectativa al quedarme en un hotel desconocido. Es el entrar, observar la disposición de los muebles, el baño, las ventanas. Pequeños detalles que —al igual que cuando era un niño— tienen para mí un aura de efímera pertenencia.

Y al igual que en los días de mi infancia, cada hotel me sigue pareciendo una promesa de una noche y un amanecer distintos. Porque en todos y en cada unos de ellos, he dejado pedazos de mí, o mas bien, pedazos de lo que fuí. Supongo que lo que más dejé olvidado por ahí fue la inocencia; tal vez mi cinismo no sería tan grande si alguna vez hubiera puesto más atención al letrero de "¿Olvida usted algo?".

Ahora que lo pienso, creo que hay otra razón del porque me atraen tanto los hoteles. Pero eso es asunto mío. 


Me gustaría..

-Me gustaría preguntarte que es lo que tengo que hacer para que creyeras en mí. Pero se que no puedo, no debo, y en todo caso, tu no deberías decírmelo. -dijo mirandola.

-No es que no quiera, sencillamente no lo se. Una parte de mi quiere creerte, pero otra no me deja, no se por que, no quiero pensar en eso. -Contesto ella en un susurro.

-Se que tienes miedo, miedo de creer de nuevo, de sentir, de regresar al pasado, ese pasado que apenas hace unos instantes era tu presente -y tu futuro-, de pasarte noches mirándote las uñas, esperando, pensando. Me gustaría decirte "no tengas miedo", pero es una tontería, pedirle a alguien que no tema es como pedirle que deje de respirar. El miedo es parte de nosotros, nos mueve, nos impulsa, el miedo no debería se un obstáculo para hacer las cosas, al contrario; es por miedo -por dominarlo- que debemos seguir, si el miedo te domina, jamás podrás ser tu.-

La lluvia golpeteaba el toldo del auto, era una lluvia fina, tibia, que impregnaba el aire con olor a piedra, a tierra húmeda.

Andrea miraba por la ventana hacia la calle. Absorta. No decía ni una palabra.

-Se que tienes todo el derecho a desconfiar, no soy yo el redentor que viene a borrar tus cicatrices, -si acaso a difuminarlas con nuevas- pero eso no significa que todo lo que diga tenga que ser forzosamente puesto en duda. Puedes intentar imaginar que ganaría yo con ello, y apuesto a que la parte de ti que quiere creer se encontraría de pronto en ventaja.-

-En verdad me gustaría poder escuchar las cosas que dices sin tener siempre la duda, el miedo, estoy cansada, cansada de dudar, de temer, de sentir esa incertidumbre, de no saber que es lo que quiero -o saberlo y no aceptarlo-, pero no puedo hacer otra cosa.-

Afuera, la lluvia creaba pequeños filamentos sobre el parabrisas, cubriéndolo como una telaraña liquida, que destellaba lanzando pequeños reflejos mortecinos, pálidos, amarillos, como la luz de una vela a través de un vidrio turbio. El tibio olor a tierra mojada era más fuerte.

¿Como explicar lo que no necesita explicación?

-Se lo difícil que es confiar de nuevo, y por lo tanto se que no hay nada que pueda decirte que sirva para convencerte, las palabras no sirven, solo las acciones. -Dijo mientras se giraba.

Estiro la mano y tomo la suya, ella lo miro un momento, dudo y después la retiro.

El miro al frente, la lluvia arreciaba. El parabrisas era ahora una masa amorfa, filereada por innumerables y diminutas lanzas liquidas, tomó el volante entre sus manos, suspiro y sonrió 

“insomnio nervioso”

si dejo de fumar: no duermo y la vida entera comienza a ser una cosa insoportable.

si dejo de desvelarme: no duermo y la vida entera comienza a ser una cosa insoportable.
Un doctor parece que le atinó… me dijo que padezco algo que suena como “insomnio nervioso”… me lo resumió en que soy alguien que (como muchas personas actualmente) cuando toca la cama en posición horizontal dispuesta a dormirse… se pone a componer el mundo en su mente… eso, me dice… es demasiado entretenido, cuando te das cuenta han pasado dos o tres horas…
al día siguiente, despiertas de lo poco que dormiste, abres los ojos y te levantas de la cama, pisando un mundo que esta igualito al que dejaste al subirte a la cama… no hay caso, deja de componer el mundo en tu laboratorio craneal… eso me digo… y no sirve.
Será el sereno (dicho de por acá), pero la noche es algo que va más allá de la oportunidad de soñar en un mundo mejor, mundo que, siendo sincero, muy sincero, en su 90% me vale mucha madre… para mi la noche es el mejor momento del día (el de 24 horas pendejos eh… no se vayan con la finta que en un día nomas hay sol.. 
Mis sensaciones son… mientras hay luz de sol, puedo dormir, no hacer nada, estar “guardado” en casa o metido en la oficina… para mí n ohay perdida de tiempo el día no es tan importante, pero cuando el sol se mete, no puedo simplemente no salir de casa, sería como tirar un día a la basura, al oblivion, eso no puedo permitirlo… de noche, todas las cosas importantes en mi vida han ocurrido de noche (excepto conseguir trabajo  y mamadas del estilo)…
Si no era así en un principio, que así creo, eventualmente me rediseñé para vivir de noche mejor que de día… nada malo… si tuviera más oportunidad de dormir de día… a este ritmo voy a morir joven.. snif
De noche uno a veces siente que la ciudad completa le pertenece, de día es sólo un muladar de individuos, un yonke, un deshuesadero de almas…
Llorar en la regadera, como en la lluvia, tiene una cualidad importante, te aleja de la estúpidez humana de evaluar tu dolor, por la cantidad de lágrimas derramadas.”… 

La gente me incomoda

La gente feliz me incomoda.

Pero tengo que ser mas preciso en aras de la exactitud y para evitar posibles confusiones, especifico: La gente feliz enamorada me incomoda.

Y esto no tiene nada que ver como seguramente muchos simios cortos de miras y con una predisposición ridículamente maniqueísta a dividir las cosas en elementos simplistas con los que puedan lidiar, están pensando con amargura, frustración o incluso, Buba me libre!, envidia.

Se trata sencillamente de una observación subjetiva. Subjetiva pero sincera.

El problema que veo en esa gente es que están viviendo en una farsa. Si, una farsa que construyeron tan minuciosamente que incluso ellos mismos terminan creyéndosela.

Con esto no quiero decir que no crea en la felicidad, por supuesto que si. En lo que no creo es en ese remedo pusilánime de felicidad que muchas personas creen encontrar en alguien mas.

Porque ahí reside el problema; en encontrar en alguien mas lo que debería residir en nosotros mismos. ¿Que clase de persona vive hundida en la mierda anímica, if you wish esperando que sea alguien mas el que traiga consigo la lejía que ha de quitarle toda esa podredumbre de encima?

Les tengo noticias; la vida es una mierda. Pero eso no debe impedir que la pasemos bien. Podemos sacudirnos la mengambrea y alcanzar la felicidad, la única felicidad valida y real; la que nosotros generamos, no la que supliendo fallas importantísimas de carácter y personalidad nos trae alguien mas.

Es por eso que cuando escuchemos a alguien decir "Mi vida era un abismo gris, pero tu le has traído luz" o alguna barbaridad semejante, debemos salir corriendo tan rápido como podamos, porque esa persona no ha salido de ese hoyo, ahí sigue y ahí seguirá, por mas luz que crea tener y peor aun se sienta en obligación de compartir con los demás.

En realidad esto no tendría importancia si esas personas pudieran lidiar con los dos extremos del espectro anímico. Pero no. Es por eso que me incomodan. Cuando los veo sonrientes, radiantes, cursis y deslumbrantemente felices por tener a su lado a alguien igual de equivocado que ellos, solo puedo pensar en como van estar llorando, arrastrándose desechos, implorando por una razón que mitigue el dolor que ellos solos provocaron al buscar en alguien mas lo que solo uno mismo puede proveer; cuando el amor eterno se les acabe y un día encuentren que la persona que los hacia mas felices que un puerco en un estercolero decidió cargarle sus carencias y esperanzas a otro discapacitado emocional, para así seguir con el circulo vicioso.

Si, algunos podrán decir que se tiene que disfrutar mientras dura. Esta bien. Yo digo que no hay necesidad de disfrutar de eso mientras dura. Los árboles no los dejan ver el bosque: ¿Porque algo dentro de nosotros debe terminar? El día que entiendan eso dejaran de buscar la felicidad en otras personas y serán realmente felices, al tiempo que dejan de hacer alarde ante el mundo de algo que a todas luces es una patraña molesta y burda.

Carajo, definan sus prioridades; una persona puede complementar cosas que ya existen en nosotros, no suplir con camelos y palabras huecas algo que nunca ha estado ahí. ¿Nunca se han preguntado porque la gente enamorada que parece tan feliz un día, al otro esta en un abismo? Es obvio; porque debajo no tenían nada que las sostuvieran; simplemente, cayeron toda la altura de la mentira que se habían creado, hasta alcanzar la altura que tenían desde un principio. Es ahí cuando se ve la verdadera estatura de una persona; hay quienes aun pueden vernos desde arriba, pero son raros, casi todos son pigmeos que tienen que levantar la cabeza incluso para mirar hacia abajo.

Por eso la gente feliz me incomoda  

Solo quiero jugar póquer.

Discretamente, tire un "blof": "No tengo nada", di a entender con mi expresión corporal.

Me miro. Me midio. Y aun así, no tenía juego como para intentar siquiera ver que cargaba yo. Se retiro.

No me quedo de otra mas que bajar mis cartas y frustrado, llevarme lo poco que había sobre la mesa.

Y así es siempre: cuando uno tiene todo para tirarse de cabeza, nadie esta al nivel, nadie parece querer apostar lo suyo contra lo nuestro. Ni siquiera cuando bajamos el perfil funciona; a la otra parte no le interesa destrozarse en un tu por tu. Ya nadie quiere apostar su resto, todo lo que tiene.

Lo irónico es que también hay ocasiones en que tenemos una mano así. Y nos confiamos. Y blofeamos. Y nos tiramos. Y nos hacen pedazos.

Y también las hay que no tenemos nada. Y aun así nos lanzamos. Y nos responden. Y subimos la apuesta. Y al final, después de hacernos mierda los nervios, resulta que ninguno de los dos tenia juego, nadie tenia nada, era solo una falsa sensación de igualdad, que al final se descubre en un anticlímax penoso.

Repito, yo ya no estoy para esos juegos.

Solo quiero jugar póquer.


En lo que a mi respecta

En lo que a mi respecta, la gente que me rodea esta parada sobre hielo delgado.

Hay días en que en que la capa resiste increíblemente, y otros en que es tan delgada que un solo paso la resquebraja. Las personas ni siquiera se dan cuenta de ello, supongo que debería colgarme un letrero del cuello advirtiendo sobre ello, pero no me interesa, no me importa.

Hace muchos años conocí el amor, el verdadero amor, lo viví plenamente. Y en el transcurso, deje de hacer y cambie muchas cosas de mí. O mas bien oculte, forcé y restringí aspectos de mi carácter y forma de ser que de una forma u otra se perdieron o cambiaron en el inter.

También conocí la amistad, la amistad sincera y desinteresada, muchas veces me quite la camisa por mi amigo y otras tantas, de igual manera, hice cosas o adopte actitudes que no formaban parte de mi naturaleza por diversas razones y fines.

Al final, me quede con las manos vacías.

Es por eso que ahora, después de años de limitarme para obtener resultados nulos, me he negado rotundamente a volver a dejar de hacer, decir o provocar algo que desee. No importa si al hacerlo pierdo de nuevo, eso es inevitable.

Si de todas maneras voy a caer, será con una sonrisa malsana en la boca y la tranquilidad de haberlo hecho según mis términos y condiciones. No caeré de nuevo arrepintiéndome por lo que deje de hacer.

Yo no exijo, solo pido. No obligo, me limito a sugerir. Incluso, haciendo honor a mi apreciadísimo cinismo, suelo decir: "Es opcional". Y así es, dejo que las personas decidan, escojan; están en su derecho. De igual manera, yo estoy en mi derecho de no mover un dedo para ayudarlas cuando el hielo bajo sus pies ceda.

Jamás volveré a pedir disculpas por ser lo que soy; si esto significa que seguiré atascado en la espiral descendente cuyo único fin posible es obvio, adelante, el precio lo vale. El salvaje y destructivo placer que siento al cortar la cuerda de seguridad es todo lo que necesito.

Una persona puede sobrevivir cuatro minutos en agua helada. Si no sale de ahí antes de ese tiempo, no saldrá jamás.

He visto demasiada gente romper esa pequeña capa de hielo.