Ya no quiero ver más la espalda del mundo.
Estoy harto de sus alarmas, sus calles y sus lunes,
De la mecánica exacta de la monotonía
Y el gris insoportable de lo contingente
Ya no quiero ver más la espalda del mundo
Solo quiero descansar como un verdadero hobbit
Tumbado sobre la hierba, como debe ser
Con una pipa, sin zapatos, solo ante el azul
y olvidarme de todo lo demás
Y roncar. Nada de sueños complicados.
Solamente roncar, no hace falta más.
Tras la siesta, estirarme hasta las nubes
reconciliarme de una zambullida con los ríos,
los manzanos, los caballos, los cerezos
jugar a ser viento pájaro niño
y romper a reír ante vacas
Ponerme delante de la vida
contar estrellas en el agua
aprender la música del bosque
tallar un poema en la madera
volar con los sueños de la noche
recordar los cuentos de la lluvia
y no volver a ver la espalda del mundo
y no volver a ver la espalda del mundo
nunca
Hay que roncar como hobbit,
Despertar y hacerse el distraído
-el soñador, el loco, el emocionado-
Para escapar de la actualidad y del ruido
Y para mirar al mundo de frente
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