Me esperan en un gran salón,
uno de esos que hay en esta ciudad
en los que a veces
pasan cosas importantes,
sin embargo no puedo dejar de pensar en ti,
hoy más que nunca.
El tráfico sepulta en el fondo de su bramido
las canciones breves de estos pájaros anónimos
que se refugian en el parque.
Tal vez me repitan tus palabras,
aquellas que me decías frente a un mar de oro
justo antes de anochecer.
Qué irónica esta vida que se ríe de nosotros:
ahora que ya es tarde nos escucha,
ahora que hemos marchado prepara nuestras sillas.
Qué podré hacer ahora con esta tristeza,
con este abismo que vislumbro en todas partes.
Supongo que todos estarán nerviosos,
que se harán preguntas sobre mí
y buscarán palabras que puedan explicar.
Me esperan en un gran salón
vestido con gruesas alfombras
pero yo estoy perdido una vez más,
esta vez en las canciones de estos pájaros
que sólo se oyen en mi mente
y que repiten tus palabras.
Esta vez y como cada vez,
en el reflejo sonriente de tus ojos
que el mundo me robó para siempre.
Esta vez y como cada vez,
en el recuerdo ácido
que perfora todos mis días.
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