Me he pasado demasiado tiempo buscando canciones que narraran mi historia. Volcándome en melodías que compusieran mi banda sonora, que reflejasen mis días, que fueran los capítulos de mis etapas, las huellas imborrables de mis vaivenes.
Aullidos de socorro camuflados en palabras ajenas, mensajes lanzados al viento para que los descifraras y supieras de mi dolor, o de mi ilusión, mis ganas de luchar, o mis caídas. Mensajes a los que nunca prestaste atención.
Letras que le dieran sentido a lo que me invadía, que reflejaban aquel momento que quería que quedara tatuado en acordes, para no olvidarlo, para acudir a él cuando quisiera, para volver a él cuando volviese a leer esas estrofas o escuchase ese estribillo.
He intentado que otros contaran mi historia.
He estado mucho tiempo agazapada, escondida y aferrada a un puñado de canciones no compuestas por mí.
Ahora no.
Ahora, firmo lo que escribo.
Letras que le dieran sentido a lo que me invadía, que reflejaban aquel momento que quería que quedara tatuado en acordes, para no olvidarlo, para acudir a él cuando quisiera, para volver a él cuando volviese a leer esas estrofas o escuchase ese estribillo.
He intentado que otros contaran mi historia.
He estado mucho tiempo agazapada, escondida y aferrada a un puñado de canciones no compuestas por mí.
Ahora no.
Ahora, firmo lo que escribo.
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