Fuera...

Fuera de mi casa. 
Sin banda sonora, ni despedida, ni frase épica al final. 
Que te largues. 
No quieras estropear con tu aliento caducado el hogar que hemos creado bajo este techo que nos cobija y nos refugia. 
Déjanos, déjanos en paz en nuestra isla. 
Esta es una primera persona del plural firme e inquebrantable, con un futuro perfecto y un pretérito olvidado en el andén, a propósito. 
Coge tu tren hacia la autodestrucción y márchate. 
Déjanos, fuertes y libres.



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