Con los días los recuerdos y la rabia comienza a aflorar y con ellos el deseo y el miedo.
Pudriéndome entre lágrimas y desolación, esperando algo que no vendrá, tan sólo por esperar algo. Así, si tiene que venir que venga.
Palabras enrabietadas, llenas de desesperación por querer tener algo que no llegará, resentimiento por cosas que no se pueden cambiar, el coraje de que no puedes hacer nada, palabras que salen de mí sin una razón que las justifique y es que ahí están los que sólo te quieren para los buenos momentos, para divertirse y pasar el rato.
Ese miedo a estar aquí, el desasosiego, la desconfianza de una misma y las ganas de poder volver a lo de antes.
Es que ya, por mucho que quiera, no sale estar bien. Parece que cuando más necesitas a una persona es cuando menos está y es ahí cuando te das cuenta de que no esperas nada; esto solo es la sombra de mis palabras.
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