Eso es la poesía.

 Yo subía las escaleras de su cuerpo,

ella se tiraba de mi abismo.
Hacíamos una buena pareja.
Siempre nos encontrábamos a medio camino
de su caída y de mi ascenso
y daba igual todo, que subiéramos o bajáramos. 
Lo importante era que en algún punto,
aunque fuera breve,
ella y yo nos encontrábamos. 
Eso es la poesía.




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