Y no sabes como dolió saber que se me había olvidado quererme.

 Por aquel entonces solo llevaba una mochila vacía y unos zapatos llenos de barro. 

El camino de vuelta lo pasé llorando y bebiéndome la última lata de cerveza que pude rescatar a escondidas. Entonces no sabia muy bien quién estaba más vacía: si la maleta, la lata de cerveza o yo. Y no sabes como dolió saber que era yo.


Cuando llegué a casa no pude más que sentarme en mi cama mirando a un punto fijo.
Con la manga de mi camiseta me sequé las lágrimas y me limpié la cara.
Entonces quité el barro a mis zapatos.
Pero no supe que hacer conmigo. No supe como arreglarme. Y no sabes como dolió saber que se me había olvidado quererme.


No hay comentarios: