No es algo fácil de comprender, no es algo fácil de asimilar. Me costó bastante entender que es el azar quién gobierna el mundo, al fin y al cabo no somos nosotros quienes decidimos lo que pasa a nuestro alrededor. Deberíamos poder prepararnos para cada adiós, pero la mayoría de las veces la vida nos encuentra desprevenidos. Tampoco serviría de mucho saberlo, los trenes salen a una hora determinada y nadie consigue evitar el llanto cuando te quedas solo en el andén, viendo alejarse un trozo de ti mismo.
A veces tenemos a alguien muy cerca, pero no reparamos en su presencia. Viendo fotos, revistas del instituto y recordando momentos, veo que hubo más de una ocasión en la que ciertos acontecimientos podrían haberse producido mucho antes. Sí, la unión podría haber sido antes. Pero como ya digo, es el azar el que gobierna el mundo, y fue él quién me señaló el momento y el lugar. Si nunca nos habíamos tocado, fue por algo. Todo ocurre por un motivo, por eso sé a ciencia cierta que el azar hará girar mi mundo de nuevo, porque hay cosas que están bien como están, y tarde o temprano, vuelven al mismo lugar.
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