A veces pierdo el rumbo cuando voy a casa
Cuando la incertidumbre se convierte en un viento inquieto
Que agita la superficie de mis miedos
Cada paso se vuelve incierto hacia tus brazos
Cada sueño comienza a descascararse
Cual una antigua pintura de novedades
Es un deseo de escapar que subyace a la conciencia
Pero no quiero escapar, quiero abrazarte
Sin embargo mis pies se escapan del camino
Y me conducen por calles extrañas
Por callejones oscuros sin salida evidente
La desesperación circulando por mi cuerpo
El sudor frío del miedo, las voces encubiertas
La niebla, la desesperación, el miedo...
Y de pronto allí apareces irrumpiendo en mi letargo
Con un gesto tonto o una simple palabra
Y me despierto sin dudas y vuelvo a estar aquí.
Contigo.
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