Tal vez es la capacidad que tienes de desarmarme, de dejarme sin nada, quitármelo todo. Será eso lo que me hace tener miedo. Miedo a tenerte, miedo a no hacerlo. Es por eso que nos marcamos una línea, un límite que sobrepasamos a menudo de unas maneras y que ni siquiera somos capaces de avistar de otras. Un límite que finalmente consigue que sigamos nuestro camino por separado, buscándonos, sin más remedio, en otros labios.
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