Es el suave murmullo que se oye cuando duerme, la primera mirada cuando se despierta o la infinidad de sonrisas que me regala. Sus tacones de aguja haciendo sus piernas infinitas o su manía de quitárselos, para poner los pies en el suelo antes de echar a volar. Serán sus pies descalzos que recorren la ciudad llena de luces, o las estrellas alhambrandola al pasar. Serán los dibujos que crean sus suspiros y decoran las calles de esta ciudad, que qué triste se queda si se va. Será ella, que sin ir al sur es incapaz de ver el norte. Seré yo, que sin ella soy incapaz de sostenerme.
Será que me he vuelto mentira, y se me ha olvidado sentir, me he olvidado de ella. Y en el Paseo de los Tristes llora más gente que nunca. Y las guitarras de San Nicolás se oyen más fuerte, y otra vez la cabeza llena de pájaros.
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