hoy

Hoy, más que nunca te llamaría. En casa nada va bien. Pegaría un portazo y sin soltar la mano de la manija arrancaría a correr, lanzando lejos la puerta, las llaves, el todo. Iría lejos, puede que contigo. Entonces te explicaría qué ha pasado, no me darías tu opinión, nunca dabas tu opinión, pero me harías reír, siempre me hacías reír. Me hablarías de otra cosa, de algo aburrido y cotidiano, y perdidos en el diálogo color tierra rutina, se me pasaría el enfado.
Pero no voy a llamarte, no debo hacerlo. Me vas dejando sin hierbas el camino, sin dejar espacio a la duda, sin albergar esperanza. No sabes que sé qué piensas, lo leo en tus ojos, las pocas veces que nos leemos las miradas. Y por eso no te llamo, ni te llamaré. Al final tendrás razón, no es necesario hablar o decirnos, mi imaginación llega más lejos de lo que tú jamás llegarás a explicar. La verdad danza conmigo cuando cada noche cuelgo del techo una luna de nácar.
¿Es esto ser fuerte? Quería estar solo, ahora estoy solo, soledad de kleenex húmedos y almohada.

Quería volar, abriste nuestra jaula, y ahora tengo pánico a abrasarme con la luz del sol.


No hay comentarios: