Las ciudades ya no me inspiran. Las viejas fotografías ya no me inspiran.
En realidad ya nada lo hace, me desconozco ¿Que me pasa? Dime tú, ¿Sabes tú que me pasa?
Es obvio que no, si yo no lo sé, creo que nadie más podrá saberlo. Es por eso que no creo en los psicólogos, si yo no sé que me pasa ¿Como puede saberlo otra persona? Pero ese no es el punto.
El punto es que ya nada me asombra, que ahora mi sangre es fría y gris al igual que mi vida, al igual que mis sentimientos ¿Que pasa? Yo no solía ser así, solía derrochar alegría y ser un poco conformista con mi ritmo de vida.
Eso pasa, "un poco", ese poco se ha ido, me he cansado de la rutina. Ahora tengo grandes dosis de realidad y grandes dosis de adrenalina que desean escapar.
— "Pero no puedes" — Susurró esa voz de nuevo, esa voz que me hace golpearme con el suelo de la realidad.
Estoy cansado, cansado de querer y no poder, de hacer lo que los demás dicen siempre, de no poder o quizás de no tener el coraje para escaparme un día a la playa, a la montaña o quizás a la plaza de la ciudad y ver pasar el tiempo, ver pasar la gente caminar, detallar, ver pasar las nubes, el sol, mojarme con la fresca agua de la lluvia y sonreír incoherentemente.
Ya no me inspiras nada...
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