Gracias porque cerraste la puerta
y dejaste que el tiempo se helara afuera.
Gracias porque conversamos,
cuando callamos.
Gracias porque nos convertimos
en dos hemisferios de la misma tierra.
Gracias a tu hospitalario oído
pude recurrir a la benevolecia,
que acogió mi pudor.
Gracias a los ojos,
si conservaron lo visto.
Gracias si seguimos siendo lo que fuimos.
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