Todo nace y muere en mí.
No hay nada que quitar, nada que añadir:
lo Real yace detrás del velo de las horas.
Toda nace y muere en mí.
Ahora voy hacia ninguna parte,
dejo que las cosas se aproximen.
No tengo nombre ni memoria.
Me inclino sobre la última imagen
y veo lo que sucede alrededor.
El viento arrastra papeles, palabras, objetos,
las infinitas variaciones del mundo.
Nada es real.
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