Recuerdo que hace un tiempo una persona, ya adulta, me aconsejó diciendo que monetizara mi blog.
Sus razones eran que mi contenido era de calidad y lo que todo el mundo quería leer, algo desgarrador y verdadero.
Que sólo necesitaba darme a conocer un poco más, y que incluso podría dedicarme a escribir un libro de esos virtual que tanto se llevan ahora, pudiéndolo descargar la gente por algún dinero.
La verdad, le contesté entre risas. Aparte de que sabía que eso no se puede conseguir de la noche a la mañana, y no pensaba dedicarle tiempo alguno a ello, me dediqué a analizar la idea. ¿Qué pasaría si fuera así?
Os digo lo que seguramente sucediera:
Que las prisas por escribir ahogaran mis ideas.
Que el buscar dinero forzara mis palabras, las corrompiera.
Que convirtiera el alivio que siento al ponerme a escribir
en una triste obligación y en una preocupación más.
Que me quitaran otro cachito de libertad.
Por último, diré que no creo que yo deba ganar dinero por soltar unas cuantas ideas que me pasan por la cabeza, por expresarme, por sentirme mejor, sino que debería pagar al que entra y lo lee por estar ahí, leerme, comprenderme un poquito.
Y es verdad que el dinero, corrompe el alma.
Que sólo necesitaba darme a conocer un poco más, y que incluso podría dedicarme a escribir un libro de esos virtual que tanto se llevan ahora, pudiéndolo descargar la gente por algún dinero.
La verdad, le contesté entre risas. Aparte de que sabía que eso no se puede conseguir de la noche a la mañana, y no pensaba dedicarle tiempo alguno a ello, me dediqué a analizar la idea. ¿Qué pasaría si fuera así?
Os digo lo que seguramente sucediera:
Que las prisas por escribir ahogaran mis ideas.
Que el buscar dinero forzara mis palabras, las corrompiera.
Que convirtiera el alivio que siento al ponerme a escribir
en una triste obligación y en una preocupación más.
Que me quitaran otro cachito de libertad.
Por último, diré que no creo que yo deba ganar dinero por soltar unas cuantas ideas que me pasan por la cabeza, por expresarme, por sentirme mejor, sino que debería pagar al que entra y lo lee por estar ahí, leerme, comprenderme un poquito.
Y es verdad que el dinero, corrompe el alma.
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