Vagabundo en tu mundo...
Yo era muy pequeño cuando el cometa Halley pasó cerca de la Tierra en 1986, pero tengo algunos recuerdos; sobre todo, me fascinó el hecho de que la mayoría de las personas que lo veían en ese momento no estarían vivas para la siguiente visita… incluyéndome, ya que , sinceramente, dudo que alcance a verlo en el 2061.
Hace unos años una persona muy cercana y con la que había tenido una relación tormentosa durante mucho tiempo, me dijo que yo era como el Halley: me aparecía de vez en cuando en la vida de alguien, provocaba un desmadre y luego desaparecía, yéndome a vagabundear sabrá dios donde, hasta que un día aparecía de nuevo empujando mi carrito de supermercado cargando otra tanda de problemas.
De haber sido sólo ella la que lo dijera, tal vez lo hubiera considerado una analogía ingeniosa; lo preocupante es que varias personas han dicho cosas similares en distintas ocasiones, por lo tanto tiendo a pensar que hay algo –mucho- de cierto.
Y así es, en cierta manera, siempre fui un vagabundo en la vida de algunas personas. Durante un tiempo, por una u otra razón, brillé en sus cielos. De pronto me volví un objeto importante durante sus noches; algunas veces provoqué histeria y hasta miedo, otras solamente desestabilicé sus cálculos y unas veces más sólo fui un objeto curioso. Luego, lentamente me fui opacando hasta que un día simplemente desaparecí. Sólo dejando un recuerdo de aquel objeto extraño que orbitó una etapa de sus vidas.
Pero luego, meses o años después, aparecía de nuevo en sus vidas como si nada hubiera pasado y el ciclo se repetía una vez más. Ahora que lo pienso de esa manera, muy pocas de mis relaciones han sido sólo una vez perihelio de mis sentimientos. Si ellas pudieran leer lo que digo, seguramente moverían la cabeza en muestra de aprobación (y rechazo, de paso).
Desde hace tiempo mi órbita se ha vuelto menos excéntrica y mis vagabundeos aún menos dramáticos. Aunque desaparezca del cielo de alguna persona, de una forma u otra puede localizarme fácilmente en cualquier momento y lugar de mi tránsito (sí, estoy forzando demasiado la analogía, lo siento, pero me gusta). De esta forma, si algún día llegara a acercarme de nuevo a sus vidas, podrían saberlo con anticipación y tomar las medidas necesarias. Me gusta pensar que muchos de estos escenarios son como los de Armageddon: se prepararían para borrarme de su existencia de una vez por todas. Pero la realidad es que la mayoría de las veces ya sólo provoco lo mismo que en cualquier persona común: nada más que un par de miradas al cielo y después el seguir con la vida normalmente.
Creo que es lo mejor, después de tanto vagabundeo sentimental, ya no tengo mucho material para sublimar, sólo lo suficiente para brillar en un único cielo
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