Viaja, conoce, vive...

No soy mucho de dar consejos. Pero si alguien me preguntara, sería ese: Vete lejos, viaja, conoce. Muérete de miedo si te siguen unos negrotes, ponte pedo en un antro gay. Viaja de noche, en barco o en tren. Viaja solo y con el dinero exacto. Aprende insultos en otros idiomas y llama a la cerveza por su nombre local (pint, caña, chop). Siempre di gracias en su idioma. Come todo. Fíjate en su gente, en sus viejos y sus perros. Salte del centro y lo turístico. De la clásica foto en la torre eiffel que suben los villamelones en el facebook. Y si te atreves, no sólo viaja: VIVE LEJOS. Al vivir, no sólo sufres o gozas. Al vivir dejas cachitos de tu ser regados en la gente, en sus calles. La diferencia en husos horarios no sólo te afecta con el jetlag. Te afecta cuando te sientes solo y es de madrugada en México. Nadie estará en el messenger para soportar tus quejidos. Tampoco estarán ahí cuando te emociones como escuincle al jugar con la nieve por primera vez. Así que aprendes a arreglártelas, a que la derrota es parte del proceso y después te ríes de la pendejada de sentirte así. Entonces, te das cuenta que realmente no estás sólo. Tienes una rutina y has comenzado a formar una casa, un hogar. Comienzas a parecer un nativo más, al hablar, al vestirte, incluso al caminar

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