Estoy agotado. Física y mentalmente estoy agotado.

Me siento como Raymond Davis, el protagonista de “La Larga Marcha” de Stephen King, caminando, siempre caminando sin detenerse, por días, por meses, por años. Siempre hacia adelante, pensando, sin pensar, un paso más.

Dormir, trabajar, gimnasio, cansancio. Una repetición más, un poco de peso más.

Dormir, trabajar, pensar, cansancio. Un pensamiento menos, un poco de peso menos.

Para permanecer en el mismo lugar, hay que avanzar mucho. Aunque al final sólo haya una sombra, o nada. No importa, adelante, un paso más, un pensamiento menos.

Adelante. No hay final, nunca lo hay, sólo una sombra a lo lejos, ya llegaré.