-Siempre tienes la mirada perdida… Quién sabe en dónde…. Y no es reproche, te lo juro; nada más quisiera que algún día me dijeras en qué estás pensando… que algún día pudieras llevarme ahí… donde estás tan a gusto sin nadie… sin mí.
Recuperé el sentido. Tus palabras me jalaron y metieron de golpe en la realidad de aquella tardé, te tome la mano y sonreí.
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