Tampoco me salgan con eso de que “la esperanza nunca muere” para justificar el charco de mierda en el que estamos sumergidos.
Ah, y mucho menos vengan a decirme “¿y tú qué haces para que las cosas mejoren, aparte de quejarte?”, porque en verdad hago mucho con el simple hecho de ser yo.
Eso de tener fe y no perder la esperanza me parece el consuelo de los mediocres y los huevones (y que conste que yo a veces me siento mediocre y huevón). Obviamente es preferible decir: “Ten fe” o “No pierdas la esperanza” a corregir el curso erróneo de las cosas y combatir los problemas desde la raíz.
Es como cuando las autoridades y los medios nos piden “ser pacientes” mientras manejamos a vuelta de rueda en un embotellamiento. Obviamente nos dicen eso porque es más fácil y económico vivir en una puñeta mental que construir vialidades inteligentes y ofrecer transporte público eficiente.
Es más fácil decirle a la gente que si tienen fe, la virgencita va a velar por su bienestar, aunque la mierda la tengan hasta el cuello. Creen que el bienestar nos lo va a dar la fe, no la ciencia, no la tecnología, no la educación. La fe basta con tenerla, lo otro, cuesta esfuerzo... y qué hueva.
Así es que ya, por favor… Si andan con sus jaladas de que la fe mueve montañas y de que la esperanza nunca muere, mándenme por favor el video o la foto de la montaña que movieron con fe, y yo les juro que les mando la foto del funeral de la esperanza.
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