Antes de desaparecerme de tu vida si me quedé con la espinita de quitarte algo a ti. Desquitarme. Pero al principio me dio miedo (por las amenazas que empezaron a llegar a mi trabajo)… y después mucha flojera. Y esta tarde es tanto mi aburrimiento que ahora espero una chispa de ingenio, una idea espontánea, una línea inteligente para levantarme y hablarte; nada más para ver que cara pones.
De la nada me doy cuenta que yo si tuve un final. Me convertí en una persona cínica pero con el corazón seguro. Cambié. Algo mío te llevaste cuando te mandé definitivamente a la chingada. No te puedo decir que gané o perdí pero sí que yo si tuve un fin. Adiós taradita inocente… quiero pensar en un momento clave y no puedo. Simplemente empezó hace poco y sucedió poco a poco.
Te miro y entiendo porqué te reconocí. Tú eres lal mismo, tienes lo mismo que cuando me enamoré de ti: un hombre jóven halagando todo lo que haces, el porte altanero, el mismo abrigo, el control. Nada en ti ha cambiado.
La salida de mi vuelo es anunciada y suelto todos mis recuerdos y divagues para irme. Paso a tu lado completamente consciente de que aún si me ves de frente, nunca te darás cuenta de quién soy yo.
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