Se nos espantó el sueño durante la madrugada. Me paré a miar y regresé corriendo a meterme en la cama. Mi peso y el jaloneo de las cobijas la despertaron, aunque intenté ser delicado. Le pedí perdón y sonrió. Me confesó que ya estaba despierta: que mis ronquidos la habían levantado minutos antes. Sonreí y le volví a pedir perdón.
Ya no dormimos. Platicamos un chingo.
Podía distinguir su sonrisa y su mirada atenta en la penumbra.
“La igualdad de derechos y oportunidades para mujeres y gente de raza negra se creó con el único fin de cobrarle impuestos a la otra mitad de la población mundial. Todo lo que parece bueno en realidad tiene un trasfondo macabro”.
“Espero que todos los pinches mocosos que hayan visto Wall-E hayan captado el mensaje y lo ponga en práctica cuando dominen el mundo. ¡Qué peliculón!”.
“No te dije… ¿Te acuerdas del Starbucks que pusieron a lado de la casa donde viví de niño? Bueno, pues lo van a cerrar. Ojala quiebren todos a chingar su madre. ¿Que se van a perder muchos empleos? ¡Qué bueno! A ver si así la gente aspira a tener mejores trabajos y a crear empresas que compitan contra la mierda gringa que nos imponen”.
Rió varias veces. No sé si le gusta que esté peleado con el mundo o simplemente le dan ternurita las pendejadas que digo.
La luz de la mañana clareó el cuarto. Los soles negros de nuestras retinas se encogieron un poco y una lagaña transparente en medio de mi ojo hizo que viera puntitos de colores en el aire.
-Así quisiera que fuera el resto de mi vida –dijo.
-¿Cómo?: ¿que fuera navidad todos los días?
-N´ombre, güey, ja ja ja… Así: sin hora para dormir, sin plática que haga falta, sin hora para despertar… Con ningún compromiso que cumplir.
Sonó la alarma del despertador a la media hora. Lo bello dura poco.
El viento apagó el bóiler por la noche. Nos vestimos temblando y sin bañar. Ella se fue a hacer sus pendientes laborales. Yo manejé al negocio con un gallo en el poco pelo que tengo, decidido a ser el campeón en ventas de cajas de cartón navideñas. Decidido a que, algún día, nuestros días sean así, como ella dijo.
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