Muchas
veces uno se encuentra afligiéndose, o al menos sintiéndose abatido, por alguna
cosa que no merece la menor importancia, teniendo en cuenta lo que realmente
reviste su foco de atención además de lo que viene a significar para la propia
vida, una vida que siempre debería aspirar en todo momento a dar a cada cosa su
verdadera trascendencia.
Por eso hay que tratar de hacer foco en las cosas,
o mejor dicho, en los seres verdaderamente importantes que se tiene alrededor y
que hacen que la vida no deba reparar en tales cometidos que llevan a sentirse
mal para de esta manera, por tal motivo, seguramente lograr, volver a sentirse
bien, sonreír y saber que lo demás siempre tiene solución o al menos siempre se
puede intentar darle una.
Y se debe sacar de cada experiencia traumática (en
definitiva sentirse mal, aunque sea de gusto, es traumático siempre que se
tenga en cuenta que uno deja de estar y sentirse bien por algún motivo externo
y eso lleva ─se lo quiera o no─ al trauma momentáneo o pasajero pero trauma al
fin) algo que sirva para afrontar la próxima. Y aunque en la siguiente
desventura de este tipo uno quizás se vuelva a sentir mal a priori, como un
mecanismo inconsciente de reflexión ante lo que sucede, hay que saber que
enseguida volverán las imágenes y opciones encontradas en la superación de la
desazón anterior y entonces todo volverá a estar bien nuevamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario